Busco editor

Alto, joven, de mirada profunda y ojos preferiblemente claros (mis favoritos son los de tono esmeralda, pero no pido tanto), con musculatura definida aunque no demasiado marcada, gusto por la moda, sensibilidad emocional y empatía. Que sea un romántico empedernido, de los que no se avergüenzan de llorar en una película de amor en el discurso final y que te tome de la mano por la calle como si no hubiera nadie más en el mundo al que aferrarse. Que no crea en tontos convencionalismos sociales y no cuente el número de citas o el número de días para devolver una llamada o decir «te amo» si de verdad su cuerpo y su alma le piden avanzar más rápido.

Que quiera saberlo todo de mí y los ojos le brillen de fascinación cuando le hable de mis proyectos más alocados, de mis novelas de aventura, de mis libros de fantasía. Que sin dejar de mirarme a los ojos un segundo, y ardiendo de deseo, me diga «serás el próximo Dan Brown, te lo prometo; aunque tenga que arriesgar todo lo que tengo para ello». Que su amor por mí sea tal que le resulte imposible encontrar mis defectos y que, siempre con una sonrisa al borde del beso desenfrenado, me diga que para él soy perfecto, que me ruegue que nunca cambie, tal como yo le pediré el mismo compromiso, incapaz de verle costura alguna, ciego, completamente ciego de pasión y amor.

Busco editor, soltero, demócrata, socialmente sensible, de buena familia y de preferencia católico pero de pensamiento religioso libre y crítico, que crea en el amor a primera vista, con contactos en Random House Mondadori y HBO o AMC. A cambio, obtendrás a un escritor en ciernes, con cuerpo trabajado en gimnasio y una tetralogía de terror místico religioso inédita, con sueldo anual de cuatro cifras… por ahora. Vamos, anímate y escríbeme al teléfono de contacto y tengamos una primera y delirante cita. Te lo juro que no te arrepentirás. Y tus jefes tampoco.

Deja un comentario