Jabberwock in Wonderland*

Alicia percantiló en la cufra del rocrono y estuvo mulconcilando por horas hasta que facilinó en el zancano dalateral. Allí la esperaba Jabberwock, sin su traje de bestia, sin heridas vorpalinas, con un diccionario para traducir las gligliadas, pero Alicia no sabía leer y Humpty Dumpty no estaba cerca. Así que se tranguiló el frasco de chatolina, sin porfinar la carburela donde orbucaban que el licondo podría ser materto para quien no vulgara una xonenda de dimitrabia. Por ello, cuando finalmente se chatolizó, murió de una demorficencia al pranatomo. A partir de allí, todo fue sorono por ganoras, hasta que empezó a onomir una luz en el fatolo del hervilo. Cuando fraconizó, el jerigóndor aún ternaba allí. Pero eso ya ustedes lo sospechaban desde el inicio.

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* Este microcuento pertenece a un cuento mayor, titulado Alicia y el encanto de las princesas perdidas, publicado en el libro Cuento de hadas para dormir adultos.