El muy maldito se creía mago. Se la pasaba el día entero con su puta varita transformando estupideces. Un día transformó a mi esposa en computadora y que porque yo no la atendía como mujer. Lo molí a palos y lo obligué a convertírmela en supermodelo. De pronto, está desfilando en pasarelas internacionales y se divorcia de mí para juntarse con un diseñador italiano. Lo volví a moler a palos. Lo obligué a que nos transportara a Italia y convirtiera a mi esposa en algún animal inferior. El imbécil la transformó en mula. Ahora la seduce otro burro toscano.
Pingback: CDS. 9na Entrega. Abracadabra, cabrón | Escriturama
Vaya tipo más infeliz. XD Microficción, género, comedia negra. 😀
Me gustaMe gusta
Ciertamente es un infeliz, pero es que también hay unos magos que se la tiran de “moralejadores”, que para qué te cuento. Jejeje.
Me gustaMe gusta
Ah, pues yo aquí estoy de parte del mago, fíjate lo que te digo… No es que crea que ponerse moralista o dar escarmientos sea lo correcto pero hay un no sé qué, que me hace disfrutar lo que le hace al tipo. Imagino que son gustos que tiene uno…
Me gustaMe gusta